¿Silicon Valley Bank, Signature Bank y Credit Suisse…? ¿Qué está pasando?
Empecemos por Estados Unidos.
Desde la crisis financiera de 2008, no se producía una situación comparable al colapso de Silicon Valley Bank (SVB). Además, la situación se precipitó en pocas horas, pero ¿qué es lo que ha pasado?, ¿cómo es posible que la 16 entidad financiera de EE. UU. colapsara de esta forma en cuestión de pocos días?
Desde Apportodas queremos compartir una breva nota resumen, en un formato que resulte comprensible para todos, aunque se pierda algo de rigor técnico.
SVB captó mucho efectivo en depósitos entre sus clientes, pero no otorgó suficientes préstamos por lo que decidió invertir ese exceso de liquidez en bonos e instrumentos con exposición a riesgo hipotecario. Con la subida constante de los tipos de interés (4,5 puntos percentuales desde marzo 2022), aumentó significativamente el riesgo de esta exposición. Además, el 8 de marzo, SVB reconoció haber perdido 1.8B USD y lanzó un aumento de capital. Los clientes se asustaron ante esta situación e iniciaron una retirada masiva de depósitos lo que provocó la insolvencia en pocas horas, ante la imposibilidad de SVB de hacer frente a sus obligaciones.
En el caso de Signature Bank parece que el efecto contagio ha sido devastador. Al igual que en el caso de SVB, la salida masiva de depósitos es la causa inmediata de la quiebra e intervención de la entidad financiera.
En ambos casos los depósitos de los clientes están garantizados por el “Fondo de Garantía de Depósitos” de EEUU hasta 250.000 USD y pudiera ser que se dotaran fondos extraordinarios para permitir devoluciones a los depositantes por encima de esta cantidad. Los inversores han perdido sus posiciones, los proveedores a sus clientes, los empleados sus puestos de trabajo y los clientes a su entidad financiera “de confianza”.
¿Y quién es responsable de lo que ha ocurrido?
Aquí el análisis se complica, pero una mala gestión, junto con la falta de liquidez y un insuficiente control regulatorio tienen mucho que ver con esta situación. Claramente ha fallado la supervisión de estas entidades consideradas “no sistémicas” para el sistema financiero. Sin embargo, son precisamente estas las que, estadísticamente, tienen más probabilidades de quebrar. En este sentido, resulta interesante la visión de la segunda economía del mundo, China. Quizá la regulación puede parecer excesiva pero la prioridad para la industria financiera mundial debería ser la seguridad, por encima de la innovación.
Por último, en cuanto a la posibilidad de que estemos ante una nueva crisis global del sector financiero, la mayor parte de los analistas coinciden en que no parece que sea el caso, aunque existen ya algunas voces de referencia en el sector que están dando señales de alarma. Parece que la prudencia es, de nuevo, la mejor consejera.