Aterrizando en Londres
Con motivo de “La Semana de la Arquitectura”, que se celebrará en Madrid del 29 de Septiembre al 9 de Octubre (www.semanaarquitecturamadrid.com), hemos invitado a Sofía García de Arana a escribir nuestro blog de esta semana.
GRACIAS, Sofía, por compartir tu experiencia como mujer arquitecta en Londres y por guiarnos con algunos nombres de referencia. ¡Un lujazo poder contar contigo!. No dejéis de seguir a Sofía en Twitter: @Sofi_Garci_ e Instagram: @sofia_gda
Llegué a Londres hace más de 8 años. Cuando empecé a trabajar no sabía por donde me venía el aire. Era todo tan nuevo, tan raro… la gente se comportaba distinto de lo que había conocido yo siempre (vamos, de manera profesional) y me tenía que defender en inglés, del que descubrí al llegar que mi nivel “Advanced C1” según mi super título de Cambridge, me permitía entender a aproximadamente un 20% de la gente, y no exagero.
Los 4 primeros años, el proyecto principal en el que trabajé era un “retail park”, un proyecto muy divertido, complejo, y el líder de proyecto (mi jefe) era muy bueno. Aprendí mucho con él, aunque pude aprender más. Pongo el contexto, y tengo que mencionar que de los directores y asociados, solo una es mujer;
Las reuniones del equipo técnico de ese primer proyecto – esto es ingenieros, arquitectos, project manager y clientes – eran de aproximadamente 20 personas. Todo hombres, y yo. No era cómodo.
Era raro. Recuerdo cuando empezaban a llegar al estudio para entrar en la sala de reuniones, esos primeros minutos antes de las 3 horas de reunión, en las que podían hablar del tiempo, pero también de rugby, fútbol o golf, así que muchas veces estaba fuera de la conversación y se me hacían eterno, escribiendo la fecha en mi cuaderno, subrayándola, poniendo el título de la reunión… haciendo tiempo.
Yo pensaba, “a ver si por ser mujer van a creer que voy a servir yo el café… ¿qué hago? Pues no lo pienso servir. Bueno sí, que no me atrevo a decir que no, pero con cara de cabreo.”
Pero esas cosas no pasan (y menos mal, aunque sí recuerdo una vez que el CEO me dijo que por qué no organizaba una baby shower para una compañera que iba a tener un bebé, que la podía organizar en la sala de reuniones y que era sólo para las mujeres del estudio. Supongo que la idea era que ellos se irían al pub, pero nunca lo sabremos porque obviamente no lo organicé).
Lo que pasa está más en la línea de: cuando encuentras el hueco en el que puedes hablar, te dejan hablar, pero no recibes respuesta a la propuesta y cambian de tema; se dirigen siempre al compañero (esto me ha pasado hasta siendo yo la project architect, que se dirigiesen al architectural assistant), y un etcétera de situaciones muy incómodas.
Algo de lo que me di cuenta rápido es que aquellas mujeres que tenían puestos de más responsabilidad era siempre dentro de los periodos del proyecto más tardíos cuando se prepara la información de construcción.
Estos puestos requieren un grado de organización y sacrificio muy altos – y muchas horas. Sin embargo, cuando llegan los proyectos nuevos, cuando hay que enfrentarse al papel en blanco, entonces veías a algunos hombres del estudio levantarse y esbozar las primeras ideas. Y ahí, es donde tampoco estamos. El momento creativo, sigue siendo 100% suyo, como pasa en la moda, en el cine, o en la alta cocina.
¿Como que no hay arquitectas extraordinarias?
Hay excepciones, en Reino Unido hay que nombrar a la todopoderosísima Zaha Hadid, que desgraciadamente murió en 2016. Y a otro nivel han ido asomando otras grandísimas figuras como:
- Amanda Levete
- Alison Brooks
- Mary Duggan
- Sadie Morgan o
- las irlandesas: O’Donnell + Toumey.
Y en España las gigantes:
- Carme Pinós
- Fuensanta Nieto
- Lucía Cano
- Victoria Garriga o Benedetta Tagliabue
y las generaciones más jóvenes con:
- Eva Franch
- María Langarita o
- Izaskun Chinchilla.
Estas mujeres sí representan la creatividad de sus proyectos. Pero siguen siendo pocas, muy pocas.
Otra cosa que llamó mi atención es cómo se nos sugiere siempre a las arquitectas hacer los interiores. No hay nada malo en el diseño de interior si es lo que te apasiona, que se lo digan a la enorme Charlotte Perriand, y recordemos de paso la famosa frase de Le Corbusier cuando esta le pidió trabajo; “lo siento, aquí no bordamos cojines”. Pero esa insistencia en que seamos nosotras las que hagamos los interiores, es para hacérselo mirar.
Apoyando a las nuevas generaciones de arquitectas
Ahora tengo algo más de responsabilidad dentro del estudio, y cuando trabajo con las Architectural Assistant, recién salidas de la universidad, trato de que hablen en las reuniones, que se atrevan, que pierdan el miedo que tenía yo y que veo que siguen teniendo ellas.
Y hay clientes que se alegran muchísimo de ver que la arquitecta del proyecto es una mujer, que que la Architectural Assistant es otra mujer, y entonces pasan cosas como hace dos semanas, en la primera reunión del proyecto, en la el cliente antes de empezar dijo, dejadme decir que me alegro enormemente de empezar a ver más mujeres arquitectas. Así sí.
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