- Una de las expertas financieras de Apportodas nos explica la diferencia entre las tarjetas de crédito y de débito, y cuando utilizar cada una de ellas.
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La principal diferencia entre una tarjeta de débito y una tarjeta de crédito es la forma de pago. En una tarjeta de débito, el pago se carga directamente contra la cuenta del titular en el momento de realizar la compra. Es decir, si la cuenta no tiene fondos la tarjeta de débito no puede usarse como modo de pago. Sin embargo, una tarjeta de crédito, como su propio nombre indica, implica que la entidad financiera nos ha concedido previamente un crédito y, por tanto, podemos utilizarla como medio de pago, aunque en el momento de hacer la compra no dispongamos de fondos en la cuenta. Al utilizar la tarjeta de crédito, contraemos una deuda con el banco que podemos pagar en distintos vencimientos. Si el pago se realiza al mes siguiente, lo más habitual es que la entidad financiera no nos cobre intereses por ese crédito que nos ha concedido. Sin embargo, también podemos optar por la modalidad de pago fraccionado:
- Pago en distintos vencimientos.
- Mediante un porcentaje mensual.
- Una cuota fija -credito revolving-.
En todos los supuestos de pago fraccionado se generan intereses que pueden llegar a ser muy elevados y, además, es muy importante, para evitar incurrir en gastos de comisiones e interés, tener saldo suficiente en la cuenta cuando finalice el plazo.
La principal ventaja de la tarjeta de crédito es que permite financiar nuestras compras, pagando a plazos y dentro del límite concedido por la entidad financiera. Puede resultar, por tanto, útil para hacer frente a compras de importe elevado o imprevistas. Además, las tarjetas de crédito suelen llevar otros productos asociados (ex. seguro de viaje o de robo) que suelen ser gratuitos, pero, en ocasiones, pudieran implicar un coste adicional.
En cuanto al uso para retirar efectivo de los cajeros automáticos, en general, las entidades financieras cobran una comisión cuando la retirada se hace con la tarjeta de débito en una entidad distinta de la que la ha emitido y siempre cuando se utiliza la tarjeta de crédito.
En definitiva, ambos son dos medios de pago y retirada de efectivo muy prácticos, pero deben usarse de forma apropiada para evitar generar el pago de comisiones o intereses no deseados. Resulta fundamental el uso responsable y prudente de las tarjetas para evitar un endeudamiento no deseado.
En general, podemos afirmar que la tarjeta de débito o la de crédito con pago no fraccionado son las opciones más recomendables para el día a día mientras que la tarjeta de crédito con pago fraccionado debería utilizarse para situaciones excepcionales. En la categoría Legal y Financiero de Apportodas tenemos a las mejores asesoras financieras y abogadas que estarán encantadas de aconsejaros y aclarar todas vuestras dudas. ¡No dudéis en poneros en contacto con ellas!